<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d23369987\x26blogName\x3dHuasos+en+la+Ciudad\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://huasobruto.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_419\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://huasobruto.blogspot.com/\x26vt\x3d-3939280452650350', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

:: Arbol :: 10 julio, 2006 |

Por fin podría ser lo que siempre quiso y nunca pudo lograr, no es hora de complicaciones pensar en el como, lo que si importa es el porqué. Porque nunca pudo entender nada, de la vida, del cariño, de cómo necesitar a alguien sin hacer brotar pena. Y cuando llegara el momento se iría feliz calcinado por los años y la amarga pena que se enraizaba hacia la tierra.
“Seré un árbol”- Dijo seguro con su voz que crujía al recordar su pena.
“Lo seré”- Dijo ya con voz de madera.

“No lo espero mas...”- Dijo mientras sus manos dibujaban un recorrido aprendido por años en la escuela, volvió a mirar al cielo y su torso se curvó perfectamente para repetir “Ya nunca más necesitaré a nadie”. Luego de su último movimiento y ya bajo el alero de una rama, lloró con fortaleza, como extirpando todo cariño masculino de su corazón, mientras su rostro se afirmaba en un árbol que se estremecía al sentir su piel.

:: Hombre, Paraguas y Orgullo :: 05 julio, 2006 |


Ahí estaba, parado de una pieza mirando por el espacio que se colaba entre la cortina, de fondo un gran espacio, con una calidez blanca y luces que tiritaba imperceptiblemente. Sus ojos viejos continuaban humedeciéndose, y sus manos sudorosas no encontraban soporte. En un micro segundo todo empezó a tomar sentido, los años, las felicidades y tristezas que un hombre acabado por el tiempo podía guardar bajo un colchón. ¿Es acaso una sensación humana lo que siente alguien en estas circunstancias, es acaso justo tener que sentir que tu cuerpo ya no te responde y que lloras como una niña frente a todos?
Pasaron algunos segundos hasta que pudo volver en si, hasta que sintió que podía moverse nuevamente, tomo su paraguas, su orgullo y emprendió caminata hacia la puerta, con la fría convicción de que este sería otro lugar prohibido, como muchos, donde ya no pondría un pie nunca más.


Ahí estaba ella, bailando despreocupada del caos que generaba detrás de una cortina, con alguien que quizás ya no recordaba, con ese alguien que fué y que ya no será mas para ella o para nadie.


Unas horas después alguien le comento el hecho ocurrido mientras ella ensayaba, la historia de un hombre que vino por una razón, y se fue con muchas más.